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El Bombero Pensante

Timothy, Director de Contenidos de Firehouse dice en este articulo que el "Bombero Pensante" es más valioso que el Valiente y el Fuerte.

En su artículo de la revista de junio de Firehouse, Ron Siarnicki escribe sobre el concepto de "asalto térmico", la combinación de factores que contribuyen al aumento del riesgo en el lugar del incendio. Como señala Ron, gran parte de este aumento del riesgo se debe a nuestra tendencia a aferrarnos a un modo de pensar de la extinción usando métodos agresivos, con la idea de que debemos perseguir al fuego, debemos entrar, debemos avanzar más, tenemos que ir a donde hace más calor. Sin embargo, los estudios de comportamiento del fuego realizados por el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) y los laboratorios UL (Underwriters Laboratories) están desafiando esta mentalidad probando científicamente que muchas de nuestras tácticas, desde ciertos tipos de ventilación hasta el ataque interior cuando es posible, no son de hecho la forma más rápida y eficaz para apagar el fuego y conseguir mejores condiciones para las posibles víctimas.

En el espacio de este corto artículo, no voy a hacer un resumen de la investigación realizada por el NIST y UL ni lo que supone para nuestras tácticas. Sin embargo, quiero explorar uno de los términos que ha salido de esta investigación, y que se han visto circulando en las redes sociales: "el bombero pensante”.

¿Qué significa ser bombero pensante? Obviamente, los bomberos siempre han utilizado su inteligencia cuando combaten incendios; nuestros antepasados ​​no eran simplemente valientes, ellos también utilizaron muchos conocimientos sobre construcción de edificios, el comportamiento del fuego, el uso de herramientas e incluso la naturaleza humana.

Sin embargo, no se nos puede escapar que el Servicio de Bomberos es una organización paramilitar. Formamos a los reclutas en el respeto a la cadena de mando y en utilizar la repetición para crear una memoria muscular, realizando tareas críticas de abrir hidrantes, desplegar escaleras, y avanzar con mangueras una y otra vez de modo que cuando los segundos cuentan, tengamos un pequeño margen de ventaja sobre el fuego. Nos centramos en mantener en forma nuestro cuerpo para poder echar abajo techos, arrastrar mangueras, usar sierras en ángulos extraños desde el tejado o la escalera y quizás, algún día, rescatar a una víctima de la agonía de fuego.

Somos, en definitiva, expertos en protocolos. Pero hacemos un trabajo mucho menos eficaz en entrenar a nuestro cerebro para leer rápidamente situaciones con eficacia y precisión, identificando anomalías con el fin de ajustar las tácticas de acuerdo con lo observado. Y no hemos fomentado una cultura de mente abierta para considerar nuevas investigaciones y tecnologías transformadoras. Francamente, muchos de nosotros se sienten amenazados cuando la evidencia cuestiona la eficacia de las tácticas tradicionales.

Pero un bombero pensante no lo hace. Un bombero pensante no sólo comprende los protocolos de trabajo y lee los textos de aquellos que combatieron incendios mucho antes que nosotros, sino que también estudia las últimas investigaciones y realiza programas de formación on-line construidos para difundir estos nuevos conocimientos. Un bombero pensante utiliza el entrenamiento para probar la efectividad de las tácticas, y hace cambios cuando es necesario. Un bombero pensante llega a la escena en busca de indicios de riesgo en el entorno afectado, teniendo en cuenta que incluso en las casas más viejas, las cargas de combustible de hoy pueden crear condiciones de combustión súbita generalizada en cuestión de minutos. Un bombero pensante sabe que el humo es combustible, y considera las posibles trayectorias que generará la ventilación antes de iniciarla. Un bombero pensante comprende la importancia del control de la puerta. Un bombero pensante busca la manera más rápida para echar agua al fuego, incluso cuando eso implica una extinción desde el exterior.

Una vez más, el concepto de "bombero pensante" no es nuevo. De hecho, un ejemplo clásico nos viene del legendario Jefe de Bomberos Alan Brunacini y su respuesta a la muerte en acto de servicio del bombero Brett Tarver. En ese momento, los equipos de intervención rápida eran en gran parte estáticos y limitados a dos bomberos (dos bomberos dentro y dos fuera). Pero la trágica muerte de Tarver proporcionó el primer indicio de que el Equipo de Intervención Rápida (EIR), tal como está concebido, podría no ser eficaz. La reacción de Brunancini a esta muerte no fue atribuirlo a un gran incidente o a algo imprevisible. Por el contrario, su personal puso a prueba sin descanso la respuesta de sus EIR, y, al hacerlo, descubrió que se necesitan 20 minutos y 12 bomberos para rescatar a un bombero accidentado. Esta conclusión volvió del revés nuestros procedimientos de solicitud de ayuda y de rescate rápido, y dado que compartieron voluntariamente sus datos, esto llevó a cambios drásticos en la forma en que abordamos la intervención rápida en la actualidad.

Ese es el trabajo de los bomberos pensantes. Y no es tan diferente de la labor que se están realizando Steve Kerber, Dan Madrzykowski y muchos otros, que están construyendo laboriosamente estructuras de prácticas que duplican las condiciones que nos encontramos en los incendios, y rigurosamente, sin emoción ni parcialidad, demuestran qué tácticas son las que hacen más sostenible el entorno para las potenciales víctimas y los bomberos.

Así que no, el concepto de un bombero pensante no es nuevo, y no es radical. Pero nunca ha sido más importante. La fuerza bruta, la valentía y la agresividad ya no son suficientes para tener éxito en los incendios modernos. Incluso el conocimiento que almacenamos de nuestras propias experiencias es insuficiente, ya que es propenso a la parcialidad y se limita a nuestra perspectiva, y no está probado. Cuando conseguimos una extinción mediante ventilación tradicional y ataque interior, esto parece reforzar la validez de las tácticas tradicionales. Pero, de hecho, otros métodos podrían haber tenido mucho más éxito, consiguiendo una extinción más rápida y con menos daños a la propiedad y, lo más importante, con menos riesgo para el personal. Debemos aprender de aquellos que están utilizando la investigación para exponer nuestras debilidades y para probar nuevos métodos que nos mantendrán más seguros. No todos podemos trabajar para el NIST o UL, pero todos podemos aprender de la información que ellos comparten con tan buena voluntad.

La Campaña "Nuevas Metas" de la Fundación Nacional de Bomberos Caídos (National Fallen Firefighters Foundation) es un esfuerzo para reducir las muertes en acto de servicio a menos de 50 al año. Es un noble objetivo, que no se logrará siguiendo nuestra forma habitual de operar. ¿Estás listo para unirte al movimiento, y convertirte en un bombero pensante?

TIMOTHY E. SENDELBACH es el Editor Jefe de Firehouse. Estudiante y formador de Servicios de Bomberos y Emergencias durante 29 años, es responsable de contenidos y de la dirección editorial de Firehouse® Magazine, Firehouse.com, Firehouse Expo, Firehouse World y otros productos relacionados. Ha trabajado como Jefe de Bomberos Adjunto con el Servicio de Bomberos de North Las Vegas, NV, como Jefe de Formación para el Servicio de Incendios y Emergencias de Savannah, GA, y como Jefe de Bomberos Adjunto para el Servicio de Incendios y Rescate de Missouri City, TX. Es un acreditado Jefe de Bomberos y Director de Formación y ha obtenido un Máster en Liderazgo por la Universidad de Bellevue, una Licenciatura en Administración de Incendios y un Grado de asociado en Atención Médica de Emergencia por la Universidad de Eastern Kentucky.

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